ARTÍCULO DE OPINIÓN DE PALCA-El HIERRO

 

Plátanos y crisis

JOSÉ SIMÓN

publicado por EL DIA

ESTAMOS ante un cambio sin retorno y "globalización" es la palabra clave. Por ello, los agricultores canarios tenemos que ser capaces de afrontar los nuevos retos y entender que la vida es dinámica, pues sólo se mantiene algo vivo cuando evoluciona.

Al mundo lo mueven los grandes capitales, incluso saltándose las soberanías nacionales. La regla de oro en este gran mercado global es producir donde hay recursos y mano de obra barata, para vender donde hay dinero. Los Estados Unidos de América no son productores de bananas y, sin embargo, con sus multinacionales, allá donde la cuenta de resultados sea más positiva (siempre estamos hablando de dinero), controlan la producción del globo.

La globalización no hay quien la pare y se producirán plátanos donde haya recursos. El orden económico mundial está cambiando, pues mientras nuestro país pasa momentos de crisis, otros emergentes, como Brasil, India, China, etc. y crecen, este último a un ritmo del 8,5% el pasado año, e invaden con sus productos nuestros mercados. Al tiempo, nuestro propio Gobierno da más importancia a las pequeñas multinacionales en América Latina, que a los platanitos de Canarias -y eso que era cuestión de Estado-.

En Canarias no tenemos los suficientes recursos (por no tener, no hay siquiera agua). Aunque nuestra mano de obra, afortunadamente, tiene preparación, un nivel de vida aceptable y está lejos de la miseria de otras latitudes.

¿Cómo podemos competir con nuestros plátanos en este difícil mercado?

No nos queda otra solución que la de corregir nuestros errores y unirnos como una piña en una sola organización de productores de plátanos. Con un plátano diferenciado (pequeña enana) y con una denominación de origen y su marca (Plátano y Platanito de Canarias), con calidades acordes a la demanda del mercado, con un proyecto bien hecho, con una sola oferta y con un buen equipo de profesionales al frente, capaces de responder y hacer participar a los verdaderos responsables de este sector: los agricultores plataneros canarios.

Pero aun y con todo no basta, necesitamos de las "muletas" de las subvenciones, tanto de la UE (que, dicho sea de paso, no nos ha regalado nada, pues producimos el seis por ciento del mercado, pagando el otro noventa y cuatro del mismo un arancel que cubre nuestras ayudas y les deja dinero en caja) y, por supuesto, que nuestro Gobierno cumpla con el compromiso del pago al transporte por la bajada del arancel. Aunque, dicho esto, quiero aclarar que no es bueno seguir cambiando mercado por subvenciones, pues una actividad económica que se fundamenta en estas terminaría por desaparecer. Subvencionados en un sesenta por ciento, pasaríamos a ser unos pensionistas sin habernos jubilado, además de ser dependientes de decisiones políticas inciertas.

¿Y qué nos queda? Pienso que sólo trabajar con un realismo acorde a los tiempos. Nada de mirarnos el ombligo lloriqueando y con la mano puesta. Deberíamos pensar que eso es para inútiles, no para nosotros, auténticos agricultores de las siete islas y de reconocido prestigio en buena parte de las Américas a las que hemos emigrado y aportado nuestro trabajo.

Actualmente suministramos nuestros plátanos al mercado peninsular. Propongo: ¿por qué no lo hacemos también con las bananas, para así controlar la competencia y regular el mercado con un intercambio de más producción de plátanos, menos bananas, menos plátanos más bananas? Pero eso sí "nuestras", dejando un porcentaje para productores ajenos por eso de la libre competencia. Pero es que, además, si en Canarias producimos 370.000 TM, con un coste de 0,80 céntimos kg, unidos en una sola OPP, los productores canarios podríamos formar otra empresa participada por todos (sociedad anónima o limitada) y establecerla en cualquier país africano con unos mayores recursos naturales y costes de producción muy inferiores -en Camerún el salario mensual está entre 40 y 60 euros-, que permitiría incrementar nuestra producción platanera en cultivos africanos, disminuyendo los costes y vendiendo en igualdad de condiciones con nuestros competidores actuales. De esa forma cubriríamos con nuestras bananas las 140.000 TM vendidas durante el año 2009 en nuestro mercado por productores ajenos. Con el sobrante de producción, lo que tanto hemos solicitado a nuestras autoridades, podríamos competir en el mercado europeo, dándole también salida a la marca "Platanito de Canarias" como producto diferenciado y exquisito.

Pero eso sí, esto sólo se conseguiría con empresas unidas como si fueran una y que no nos pase como a los productores andaluces del tomate, que se han establecido en Marruecos, que, aunque les va bien, el cultivo de tomate en Andalucía prácticamente ha desaparecido -y de paso 1.780 ha en Canarias-.

Los agricultores canarios tenemos ofertas de más de 1.000 ha de terreno y un río de agua en Senegal -de hecho, de forma individual, ya se están sembrando plátanos en ese país- y no es criticable que un canario piense con la cabeza e invierta en esa nación, pues en caso contrario lo harían emprendedores de otras nacionalidades, con el resultado de copar un mercado que puede ser nuestro y ser otra competencia. Debemos hacer valer nuestra experiencia como agricultores plataneros.

Los cambios en nuestro sector deben ser urgentes, ya que actualmente estamos en el pelotón de cola. Y esto sólo tiene solución si todos cogemos al toro por los cuernos. Algo tan simple como cultivar plátanos para venderlos y vivir de su producto lo hemos hecho muy complejo. Mientras el campo se descapitaliza, pierde agricultores y no hay relevo generacional, nosotros, los agricultores, para administrarnos, representarnos, comercializar y "figurar", pagamos a una legión de "agricultores de traje y chaqueta" con unos resultados que están a la vista.

Señores políticos, éste es un sector económico del que viven miles de familias. Que contribuye con su actividad -cultivos, empaquetados, transportes y fletes- a la mejora de la vida en Canarias y al mantenimiento de los puertos, del transporte, de la ganadería, del turismo y, sobre todo, del medio ambiente. Creo que, dado el nivel de dinero público que recibimos y estamos pidiendo, llega el momento de condicionarlo a que hagamos de una vez por todas los deberes. Pero pienso, y como yo muchos, que son tantos los intereses y tan dispares que esto sólo se conseguiría por decreto.

JOSÉ SIMÓN

Secretario insular de PALCA

 

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